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Carros y bueyes

El carro, tirado por pareja de bueyes o de vacas, formó parte del paisaje campesino de Torresmenudas. Carros para sacar el abono y el estiércol. Carros para acarrear el trigo, el centeno, las algarrobas, las lentejas o los garbanzos; el maíz o las patatas. Carros para transportar los sacos y costales del grano de la cosecha; o para acercar la preciada paja a los pajares del pueblo. El carro fue imprescindible en aquella agricultura del ayer y del antes de ayer.

 

Carros construidos y pintados artesanalmente por el mejor de los carreteros, en muchos casos. Tirados por mulos y burros (los menos casos), o por parejas de bueyes o vacas (los más de los casos); son signos de un tiempo largo del campesinado y de las actividades agrícolas del mundo rural, en general; y el nuestro, en particular.

 

En pueblos como Torresmenudas, el carro, los bueyes o las vacas, fundamentalmente; se convierten en los utensilios imprescindibles del campesino, junto al arado o el yugo; la reja o las coyundas; el trillo o la tornadera para la labranza, de no mucha extensión de tierra, es verdad, pues la propiedad no se tiene en exceso en un término pequeño municipal; pero, para trabajarlas con cuidado y enorme esmero productivo en una tierra en su mayoría agradecida.

 

Bueyes, vacas, carros, yugos o arados; forman un todo imprescindible en la vida, la memoria y la historia de pueblos como Torresmenudas; donde las producciones agrícolas, han sido el medio de vida fundamental, que históricamente ha generado un modo y estilo de ser que nos ha caracterizado; y que de ellos queremos dejar memoria nuestra generación.